¿Por qué se debería acabar con la pesca?

Porque los peces y los invertebrados acuáticos sintientes jamás son considerados como individuos;
Porque no están en absoluto protegidos;
Porque representan la casi totalidad de animales que son criados, capturados y sacrificados para consumo humano o animal;
Porque siguen siendo los grandes desconocidos para la población  y los grandes olvidados de las campañas de lucha por los derechos de los animales.

La Jornada Mundial por el Fin de la Pesca tiene como objetivo la abolición de la pesca y de la acuicultura cuyos protagonistas son los peces, los crustáceos y los cefalópodos.

La pesca y sus víctimas a billones

Varios billones de peces, cefalópodos y crustáceos mueren cada año como consecuencia de la pesca.*

Una gran parte de estos animales agoniza durante horas al aire libre, donde se les desangra y destripa en estado de total conciencia, o se les devuelve moribundos al mar usando horcas metálicas punzantes. Otros mueren, literalmente, explotando debido al fenómeno de descompresión que se da al sacar de las aguas profundas las redes de pesca. En cuanto a los animales prisioneros de la mayor parte de las explotaciones acuícolas, podemos decir que estos viven en condiciones totalmente aberrantes (promiscuidad, parásitos, enfermedades…).

* Los peces y los invertebrados acuáticos constituyen el 97% de los animales sacrificados para consumo humano; se calcula que cada año en el mundo mueren entre 1 y 3 billones de peces (el método de estimación de la organización FishCount se detalla en el artículo “Combien de poissons sont pêchés par an?, Cahiers antispécistes n°34, escrito por Alison Mood); no existen datos concretos que determinen la cifra de las otras víctimas de la pesca o de la acuicultura (gambas, cangrejos, bogavantes, pulpos, sepias, calamares…), pero seguramente se encuentre alrededor de cientos de miles de millones de cefalópodos y varios billones de crustáceos.

Los peces pasan desapercibidos

Como no forman parte de nuestro entorno terrestre, como no son mamíferos como nosotros, como no expresan físicamente sus emociones ni gritan, estos animales son especialmente víctimas del especismo: como no se parecen a nosotros, no nos identificamos con ellos ni con lo que les pueda ocurrir, subestimamos así su capacidad de apreciar el dolor o el placer, al igual que sus capacidades cognitivas y sociales. No nos interesan,  ni ellos, ni los métodos de captura o de cría que dan como resultado el montón de cadáveres  que vemos en las pescaderías o formando parte de productos industriales.

El hecho de ser invisibilizados así a ojos de la población hace que sea más que necesaria una jornada para rechazar esta situación.

La pesca no es necesaria

No necesitamos comer pescado u otros animales para vivir gozando de buena salud. Alimentarse y nutrirse de manera sana y sin formar parte de esta masacre es totalmente posible.

La reconversión de la actividad relacionada con la pesca puede planificarse y ejecutarse, incentivándola con medidas y ajustes apropiados de orden económico.

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Exigimos justicia

Todas las sociedades concuerdan al afirmar que no se debe hacer sufrir ni matar a ningún animal sin necesidad. Sin embargo, al ver las atrocidades que se infligen a los peces e invertebrados acuáticos para ser consumidos y al conocer el número de víctimas que esto provoca, urge parar su explotación y exterminio. El hecho de esclavizar y asesinar a otros animales para consumir su carne no es justificable.

Si pedimos abolir la pesca y la acuicultura es para exigir justicia: como cualquier ser sintiente, estos animales deberían gozar de  derechos fundamentales: derecho a no ser privados de su libertad, a no ser torturado, a no ser asesinado.